Como parte del Programa de Monitoreo de Biodiversidad del Proyecto Camisea se obtuvieron registros de jaguares en la selva del Bajo Urubamba, incluyendo fotografías de un jaguar melánico (de coloración oscura).

Una mirada más cercana al felino más grande del continente

El jaguar u otorongo (Panthera onca) puede llegar a medir hasta 1,8 metros y sobrepasar los 130 kilogramos de peso. A diferencia de otros felinos, no le tiene miedo al agua por lo que suele cazar peces, tortugas y hasta pequeños caimanes. En tierra embosca a sus presas desde los árboles y los mata haciendo uso de su mandíbula, una de las más poderosas de los felinos.

El jaguar vive sin compañía en territorios que pueden alcanzar varios kilómetros cuadrados, que señala con sus deshechos o marcando árboles con sus garras. Sin embargo, existen dos casos en los que el jaguar pone un alto a su vida ermitaña: el primer caso es cuando es temporada de apareamiento y el segundo, cuando el jaguar hembra tiene crías.

Las crías de las hembras que pueden ser de una a cuatro por camada nacen ciegas y necesitan que su madre los proteja de los depredadores, incluyendo a su propio padre. Estos jóvenes jaguares aprenden a cazar viviendo con su madre por aproximadamente 2 años luego de lo cual comienza el duro camino de la independencia.

Fotografiando al Jaguar

Elusivo por naturaleza no existen muchos registros de jaguares en libertad, pero gracias al Programa de Monitoreo de la Biodiversidad y las cámaras colocadas en diversos puntos del área de influencia del Proyecto Camisea, se lograron obtener imágenes de este felino que nos revelan algo más sobre sus hábitos.

Un ejemplo de ello es que, pese a la dificultad de fotografiar a un animal solitario y de hábitos nocturnos, la disposición de las *cámaras trampa en los alrededores del predio Malvinas logró conseguir fotografías de jaguares caminando en la selva del Bajo Urubamba.

Registro de jaguar (Panthera onca) a 3 km al noreste del campamento Malvinas (octubre 2018).

¿Una pantera negra en el Bajo Urubamba?

Conocido como «pantera negra» en la cultura popular, se solía pensar que este animal era una especie diferente al jaguar pero ahora se sabe que pertenece a la misma especie sólo que tiene una variación en su color llamada «melanismo». Este término se refiere al exceso de pigmentación oscura en un animal a causa de una mutación genética. 

Curiosamente, el melanismo no presenta una desventaja para el jaguar. De hecho, algunos estudios sugieren lo contrario: los hábitos de caza del jaguar en zonas de bosque denso se complementan perfectamente con el melanismo que podría servir de ventaja para ocultarse de sus presas en territorios con poca luz.

Dado que esta condición es particularmente rara (solo un porcentaje pequeño de jaguares son melánicos), es bastante inusual fotografiarlos en su entorno natural. Sin embargo, gracias a las trampas instaladas en Camisea, se lograron obtener 2 registros: uno de un jaguar melánico caminando en el derecho de vía; y otro apareándose con una hembra con patrón de pelaje normal, un suceso excepcionalmente raro de captar.

Registro de jaguar melánico (Panthera onca) a 13 km al este de Malvinas (setiembre 2017)
Registro de jaguar melánico (Panthera onca) a 13 km al este de Malvinas (setiembre 2017)

Registro de pareja de jaguares (Panthera onca) a 13 km al este de Malvinas (setiembre 2017)
Registro de pareja de jaguares (Panthera onca) a 13 km al este de Malvinas (setiembre 2017)

El cazador cazado: los peligros que amenazan al jaguar

Ubicado en la cúspide de la cadena alimenticia, lo que significa que no tiene depredadores naturales, el jaguar es un animal carnívoro cuya dieta incluye hasta 87 especies animales convirtiéndolo en un animal clave para preservar el balance del ecosistema al regular las poblaciones de sus presas. Sin embargo, este felino se encuentra en la lista de especies «casi amenazadas» de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). ¿La razón? La actividad humana: los tres mayores peligros que enfrenta el jaguar son la deforestación, los conflictos con humanos y la caza ilegal.

Debido a que requiere grandes extensiones de terreno para vivir, se considera que la pérdida de su hábitat es el principal peligro para su supervivencia. La expansión desordenada y la deforestación degradan y fragmentan su hábitat, lo que a su vez ocasiona que las poblaciones de jaguar se aíslen y sean más vulnerables a la extinción.

Este crecimiento desorganizado también provoca conflictos con humanos que temen por su seguridad y por la de su ganado. Asimismo, debido a la amplia dieta del jaguar, es común que este animal compita con los humanos por las presas. Esto agrava el conflicto pues, al no encontrar alimento en la selva, el jaguar podría sentirse atraído a buscar presas en los poblados humanos.

Por otro lado, la cacería furtiva también presenta un riesgo para la especie a causa del incremento en la demanda de su piel o colmillos que son usados como trofeos. Esta práctica ilegal ha afectado negativamente las poblaciones de jaguares en Bolivia, Perú, Belice y Brasil.

Una oportunidad para salvar al jaguar

Si bien es cierto que por momentos el futuro del jaguar parece sombrío, su alto perfil se ha traducido en políticas públicas de protección como el pedido por parte del gobierno peruano a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) para nombrarlo especie bandera, lo que fue reconocido en la “Declaración de Lima” suscrita en 4 de octubre del 2019 en el marco de la “I Conferencia de Alto Nivel de las Américas sobre el Comercio Ilegal de Vida Silvestre”.  En ella se declara al jaguar como especie emblemática de las Américas, debido a su importancia en el mantenimiento de los paisajes naturales y la funcionalidad de los ecosistemas, así como por representar un ícono espiritual y cultural de muchos pueblos a lo largo de su rango de distribución, y como símbolo de la lucha contra el comercio ilegal de la vida silvestre. 

Durante la misma conferencia, más de 10 países de América Latina presentaron el “Plan Jaguar 2030: Plan Regional para la Conservación del Jaguar para las Américas”, proyecto que busca fortalecer el corredor del jaguar en los países de distribución. 

Por otro lado, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) espera presentar el Plan de Conservación del Jaguar el 2020 a fin de fortalecer los esfuerzos de conservación de esta especie. 

Pero, ante todo, será clave que la población y las organizaciones locales tomen conciencia sobre su importancia y unan esfuerzos en torno a su conservación. Solo así podrá salvarse al felino más grande de todo el continente.

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*Trampa Cámara: Es un tipo de cámara que se activa automática cuando un animal pasa por su rango de visión.